Me llamo Cristina y soy escritora de novela negra rural y riquiña. Siempre me ha gustado escribir, pero nunca creí que pudiera hacerlo. Un día mi madre me dijo que la única razón por la que no era escritora se debía a que no tenía tiempo. Así que, para comprobar su teoría, me propuse escribir un poco cada día. Un año después, publiqué mi primera novela.
Soy la peor censora de mí misma, la que me digo más veces que no puedo, pero hace mucho que dejé de ser yo misma la que me impusiese los límites. Por eso hoy trato de escribir las historias que siempre me han gustado leer. ¿A qué me refiero con esto? A novelas que escondan un crimen o misterio por resolver, que pongan a prueba mi ingenio y donde pueda recorrer parajes únicos de la mano de personajes inolvidables. Y todo ello sin centrarme demasiado en sucesos macabros, porque aquí hemos venido a pasar un buen rato.
Actualmente vivo en Galicia disfrutando del día a día del escritor moderno: por la mañana contabilizo cosas y por la tarde bebo ingentes cantidades de té mientras anoto ideas en libretas cuquis.